viernes, 12 de marzo de 2010

La Veneración al Santo Cristo de los Milagros de Bayaguana: testimonios



Por Manuel Arias

El moderno Archivo General de la Nación, interesado por el rescate y preservación de la memoria cultural y religiosa de nuestro país y, sobre todo, por la conservación de nuestra identidad nacional, ha venido desarrollando el proyecto de historia oral «La veneración al Santo Cristo de los Milagros de Bayaguana», desde agosto de 2007, el cual consiste en abordar la devoción al Santo Cristo, desde una perspectiva de la historia oral temática que combina los rasgos biográficos con los relatos testimoniales de los entrevistados haciendo hincapié en los aspectos sociológicos y antropológicos de la manifestación religiosa.

La tradición de veneración al Santo Cristo de los Milagros permanece en el tiempo. Está fuertemente marcada por el poder de la fe y el cumplimiento de la santa misión en honor al Santo Cristo, sustentador de vida.

Las devastaciones de Antonio de Osorio, llevadas a cabo en los años 1605 y 1606, son un significativo hecho histórico que dio como resultado la fundación del poblado de San Juan Bautista de Bayaguana el 5 de octubre de 1605, con los habitantes movilizados de los pueblos de Bayahá y Yaguana. Con ellos, el surgimiento del primer acto de peregrinación forzada y la aparición de la legendaria imagen del Santo Cristo de los Milagros, la más venerada por su divinos milagros, que ha operado en los cientos y cientos de peregrinos que van al Santuario el primer viernes de cada mes y durante el ciclo anual de celebración de octubre a enero.

Sobre la aparición de la imagen del Santo Cristo de los Milagros, existen diferentes versiones. Algunos autores, establecen que la imagen fue encontrada por una niña ciega en la playa de Yaguana. En el acto de construcción del nuevo Santuario del Santo Cristo, el 19 de enero de 2008, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, en su homilía, presentó lo que él considera es la tesis más verosímil, fácil de explicar y aceptar:

«La devoción al Santo Cristo de los Milagros se remonta a los primeros años de la presencia de los colonizadores en nuestra tierra. Se puede señalar concretamente entorno al año de 1494, el momento en que apareció el Santo Cristo en la playa de la Yaguana en el Norte de nuestra isla. Lo más probable que este Cristo, fuera traído acá desde España por lo que venían y el barco naufragara, y el Cristo fuera llevado por la zona hasta la playa.

Los habitantes lo acogieron con profunda devoción; al ser trasladados al este de la isla crearon una comunidad con los pobladores de Bayahá y Yaguana, dando origen a lo que hoy conocemos como Bayaguana».

La historia oral, viva en Bayaguana, mantiene en el imaginario de sus pobladores que una fuerte sequía que azotó la región como la fuente que originó la devoción al Santo Cristo en el siglo XIX. Así lo expresa Santiago Germán, hijo de Tito Germán, quien ha sido un devoto de la tradición del Santo Cristo por más de 90 años, entrevistado el 7 de diciembre de 2007, en la fiesta de velación en la casa de Yica, en el barrio La Palma de Bayaguana:

La tradición se dio en el 1800, porque hizo una seca muy fuerte y algunos ganaderos tomaron la iniciativa de donar y ofrendar becerros al Santo Cristo con el objetivo de que hiciera de sus poderes y trajera la lluvia, porque la zona Este se estaba secando. Dicha tradición luego llego a convertirse en una hermandad.

En la República Dominicana existen tres principales centros de peregrinación espiritual que revisten una especial importancia religiosa desde los tiempos coloniales; Higüey, la Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia; La Vega, el Santo Cerro, la Basílica de Nuestra Señora de Las mercedes y Monte Plata, Bayaguana, el Santuario del Santo Cristo de los Milagros.

Sin lugar a duda, la provincia de Monte Plata y su municipio de Bayaguana, ocupan una posición geográfica privilegiada en el Noreste del país, que les permite comunicación con los pueblos del Norte y del Este, además, del directo intercambio de cultura, costumbres, hábitos, tradiciones, músicas y folklores que producen.

La celebración de las festividades de veneración al Santo Cristo de los Milagros ha convertido al poblado de Bayaguana en uno de los principales enclaves de manifestación religiosa y de fe del pueblo dominicano. Manifestación que está representada por un conjunto de actos ceremoniales y rituales religiosos que se mezclan con lo popular. La herencia sincrética religiosa y cultural ha penetrado el presente desde un pasado remoto. Sus componentes materiales y espirituales son conservados, reproducidos y recibidos en la conciencia del pueblo de Bayaguana; han derivado en gran parte de la cultura compartida por toda la región y más allá.

¡Oh, oh, oh…

Santo Cristo de los Milagros

échame la bendición,

oh, oh, oh… …

para cumplir la santa misión,

oh, oh, oh…!

Al compás de esta tonada, rimada meditada y cantada entre los comisarios soldados del Cristo, se da inicio a la fuerte jornada de acción, con la celebración de la asamblea de comisarios el primer viernes de octubre. Continuando con la temporada de «alborada o velaciones», «cantina de toros», « serenatas» y «cruces de banderas», hasta el 28 de diciembre, cuando entran los toros del Cristo al Santuario. Alcanzando así, la gran culminación de las festividades el día 1 de enero, con la subasta de los toros (cuyos fondos van en beneficio del templo) y la procesión del Santo Cristo en Bayaguana.

«Recorremos todas las zonas desde el día 3 de octubre, hacemos una asamblea en el municipio de Bayaguana con todos los comisarios de la zona y de la República entera. Luego, arrancamos en cada sitio con su respectivo Comisario. En cada sitio hay 6, 8 y 10 Comisarios Menores con un comisario mayor que los dirige a todos. Empezamos por hacer serenatas, Cruce de Banderas y oraciones en todas las casas devotas que nos llaman. Buscamos becerros y limosnas que nos regalan hasta el día 28 de diciembre».

Esto nos contó Catalino Mejía Peguero, Comisario Mayor del Cristo en Dajao, Bayaguana.

La Hermandad de los Comisarios del Santo Cristo de los Milagros, esta bajo la dirección del padre Gregorio Berroa Bello, director del Santuario y de la iglesia San Juan Bautista y de las Monjas de la Orden del Cardenal Sancha. La modalidad organizativa esta basada en la jerarquía de comisarios. Siguiendo un orden jerárquico, comisario mayor de mayores, comisario mayor-mayor, comisarios mayores y comisarios menores. Estos cargos tienen un carácter hereditario, lo cual ha posibilitado la continuación de la tradición. En la actualidad, el cargo de comisario mayor de mayores está a cargo de Wenceslao (Lalito) Rosario, nieto de Arcadio Rosario, y el comisario mayor mayor del Este, Amado Laureano.

El cumplimiento de la santa misión

Marcos Luna nació en Antón Sánchez, Bayaguana, en el 1933. Desde joven se dedicó a la agricultura y a la tradición religiosa. Actualmente, es Comisario Mayor del Santo Cristo y de la Virgen de la Altagracia,« mi padre, antes de morir, me dijo que debía seguir la misión del Santo Cristo y de la Virgen, yo la he seguido. En este tiempo todo el mundo hace la recolección al Santo Cristo. Los que estamos dedicados al Santo Cristo dirigimos eso. Nosotros hacemos una recolección para entregarla el 28 en Bayaguana al Santo Cristo de los Milagros, recolectamos los becerros, recolectamos el dinero para la iglesia».

Isidora Soriano (doña Sisa), oriunda de Monte Plata, dedicada a las labores agrícolas durante su juventud. Con mucho amor y pasión está entregada a las actividades religiosas en la región por más de 35 años. Ha tenido la oportunidad de trabajar junto a los más respetados comisarios, como fueron Manso Santana y Aurelio Tolentino. En la actualidad, trabaja junto a Wenceslao (Lalito) Rosario, comisario mayor de mayores del Santo Cristo y con el Señor Bernardo Leyba, comisario mayor de San Antonio de Padua en Monte Plata: «Yo me puedo estar muriendo, pero cuando llegan esos tiempos de echarme la bandera al hombro, olvide, ahí me siento bien, me siento bien gracias al Señor».

El señor Álvaro Sánchez, dueño de casa de la tradicional alborada que heredó de su padre Rogelio Sánchez, la cual se celebra el 6 de diciembre en Plaza Cacique, Monte Plata, nos contó:

«Creemos en esta fe, uno cuando llega este tiempo como que se revive, aunque uno esté viejo. Todo esto tiene un significado grandísimo para nosotros, por la razón, de que creemos en el Santo Cristo y en la Virgen de la Altagracia. Entonces, cada vez que uno está atacado con cualquier cosa o con problemas, de cualquier clase que sea, para que le cuide la familia uno cree mucho en esta tradición».

Las romerías a pie y a caballo son parte integral de la veneración al Santo Cristo de los Milagros. Comprende un acto de manifestación de fe, expresada en el sacrificio a que se someten los fieles creyentes peregrinos, en busca de la sanación, el pago de la penitencia y la adoración al Santo Cristo.

Martina Pascual de los Santos de Los Mapolos, Sabana Grande de Boyá, tiene 34 años de edad, es hija de segunda generación de peregrinos en su familia, entrevistada el 26 de diciembre de 2007, en Antón Sánchez, Bayaguana, en la fiesta de serenata en casa de doña Elvira, en la ruta hacia Bayaguana, relató:

«Salimos a pie ayer de Sabana Grande de Boyá, en los caminos hay mucho lodo, mucha yerba, mucho broque. Esta es una fe que seguimos, y nos gusta andar detrás del Santo Cristo, él paso más que nosotros».

Estevanía Antuna (Iris) de Mata Palacio, Hato Mayor, reina y comisaría del Cristo, creadora de salves y versos, entrevistada en Cocinero, Bayaguana, 28 de diciembre de 2007, en la ruta hacia el Santuario de Bayaguana, nos dijo: «Desde los 10 años estoy andando en esta romería. En vez de irme cansada me voy más alegre, por la fe; esto sale de adentro».

Gertrudis Fabián Leyba, jinete del Cristo y de la Virgen entrevistado en Plaza Cacique, en la fiesta de alborada de Álvaro Sánchez, nos relató:

«A nosotros que nos gustan los caballos, somos jinetes que seguimos la tradición. Vamos donde quiera que haya una alborada. La misma fe nos lleva a juntarnos a congregarnos, de un paraje y otros parajes. Hacer morada en muchos sitios que en vehículo no podemos llegar, es una especie de honor al Cristo».

El esplendor con que se muestra la exaltación y veneración al Santo Cristo de los Milagros, constituye todo un complejo intensamente religioso que se manifiesta en la acción de los comisarios, peregrinos y creyentes impulsados por su fe y devoción en el cumplimiento de la santa misión.

Las promesas y los divinos milagros del Santo Cristo

El acto de promesa es el ofrecimiento que realiza el creyente al Santo Cristo con la finalidad que realice una obra piadosa. El tipo y la naturaleza de la promesa son muy variados, dependen de las necesidades materiales y espirituales de los creyentes. Esta puede ser: llevar un velón al Santuario, a un altar de una velación o el ofrecimiento de una velación, serenata, cantina de toros; también, ir al Santuario a pie con un determinado vestido o traje, con un paño amarrado en alguna parte del cuerpo con dinero. La naturaleza más característica, es la sanción, la bendición y la penitencia.

Beatriz Puello, nació en El Guanito, Bayaguana, en 1960; la entrevistamos el 28 de diciembre 2007 en Cocinero, en la ruta de peregrinación hacia el Santuario. «Bueno, yo entré a esta fe por caso de enfermedad, hice una promesa andar a pie y vestirme de este saco que tengo y dejarlo allá».

El padre Gregorio Berroa Bello, director del Santuario del Santo Cristo, nos ofreció la siguiente explicación: «Muchas personas vienen a dar gracias a Dios por los recibidos de parte Él y hacer promesa. También hacer, digamos, un acuerdo con Dios; “bueno, señor, Tú me concede esto en este año y yo (…)”; la gente así va dando gracias a Dios y creando nuevos deseos»

El acto de promesa se convierte en un hecho trascendental en la vida de los creyentes, que al ver materializados sus significativos deseos y bendiciones van construyendo una relación única entre ellos y el Santo Cristo, por la concesión de sus divinos milagros que les dan sentido de fe y devoción. Como nos dijo don Marcos Luna: «Nosotros les pedimos al Santo Cristo, “ayúdanos a conseguir nuestros pan, Santo Cristo ayúdanos a esto” y Él nos concede».

La peregrinación del Santo Cristo: rutas, paradas y puntos de encuentros

La peregrinación al Santo Cristo está compuesta por dos redes que cubren los puntos geográficos del Norte y del Este. Catalino Mejía Peguero nos narró: «Las rutas se han establecido en base a los Comisarios del Santo Cristo. En cada ruta hay dos, tres y cuatros comisarios mayores, el Padre y los comisarios dirigen esas rutas».

«Desde Yuna y Sabana Grande de Boyá vienen caminado a pie comisarios y peregrinos llegan el 25 de diciembre a mi casa (Antón Sánchez), amanecen allá. Hacemos una fiesta el día entero, matamos un becerro, se toca atabales y van muchos Comisarios. El 26 los peregrinos arrancan para Dajao, donde Chicho Rosa Y Santo Concha, el 27 cogen para donde Lalito, en Cañuelo, ahí se amanecen comiendo, bailando y haciendo historia, hasta que salen el 28 para Bayaguana que es donde termina».

En cambio, «gran parte de los comisarios y peregrinos de del Este se reúnen el 25 de diciembre en la Guajaba, el Seibo, donde él comisario mayor del Cristo para el Este Amado Laureano. En la noche celebremos el responso del velorio. Al día siguiente, el 26 de diciembre continuamos la peregrinación hacia Hoyocinto, Hato Mayor, donde son recibidos por la señora Evangelista Santana en la Ermita del Cristo. En este lugar, los comisarios y peregrinos van al río y a media tarde dan inicio a rezos, a cantos de plenas, salves y toques de atabales. El 27 por la mañana salimos para Cocinero, y luego salen hacia Bayaguana el 28 tempranito», nos narro José Santana Guerrero, comisario mayor del Cristo en Higüey.

En este ambiente festivo tradicional, el día 28 de diciembr, el pueblo de Bayaguana ha perdido completamente la quietud y tranquilidad que lo caracteriza. El Santuario abarrotado de gente, la romería a pie y a caballo de las redes del Norte y del Este, irrumpen en el pueblo con los toros del Cristo. La gente sobresaltada, todos lucen alegres y emocionados, guiados por las salves y plenas del Cristo que cantan los romeros. La algarabía aumenta después de la bendición del padre Gregorio a los toros del Cristo. En el parque se inicia el baile a los toques de palos y de merengue con güira y acordeón. Los comisarios, creyentes y peregrinos del Cristo, jubilosos, comienzan a despedirse, esperando la ocurrencia de nuevos milagros del Santo Cristo. ¡La fuerte jornada de acción ha terminado!

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